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El código familiar no discrimina |
En la columna editorial de ayer
hicimos una detallada introducción a lo que llamamos La Era del Chantaje, ahora abundaremos sobre ella.
En los tiempos que corren donde
lo políticamente correcto está en boga, el chantaje es algo recurrente. El chantaje como argumento en los tiempos
modernos se ha convertido en un instrumento para doblar voluntades y razones a
conveniencia. Hoy más que nunca importa
mucho el qué dirán y en eso se basa el chantaje.
A los políticos es a los primeros
que les importa el qué dirán ya que
eventualmente eso tiene una consecuencia en las urnas los días de
elecciones. No es coincidencia pues, que
en el parche más reciente que le hicieron a Ley Politico Electoral hace un par
de años, los legisladores hayan cedido al absurdo capricho de FORZAR al sistema
de partidos a postular a personas sin preparación como candidatos a puestos de
elección popular, ya sean para alcaldías, diputaciones, senadurías en aras de
observar el principio de equidad de género.
La senadora del PRI Diva Hadamira
Gastélum Bajo se valió del chantaje para cabildear y convencer que en pleno siglo 21 era inconcebible que la mujer
no tuviera la misma cantidad de espacios en las candidaturas de los partidos ni
en los puestos públicos. La senadora no
tuvo empacho en usar la auto discriminación al género femenino como instrumento
principal de chantaje. Eventualmente le
dio resultado.
Antes de la obligatoriedad de la
equidad de género en política no había una prohibición para que la mujer
participara y fuera elegida, sin embargo, la senadora generó la percepción que
sí para luego responsabilizar al género opuesto ante la opinión pública desde
su unilateralidad. La senadora consiguió
que el presidente de la república incluyera esa obligatoriedad de reparto de
candidaturas por motivo de equidad de género a costa de diluir la experiencia,
preparación, funcionalidad y calidad de servicio de quienes buscarían servirle
a México. Para la senadora y la clase
política que trabajó en ello la prioridad fue improvisar candidatas con tal de que
las cosas se vieran parejas. Chantaje wins.
Pero la senadora no se detuvo ahí.
Obtener el sí legislativo a su
estrategia del chantaje en pro de sus intereses (ella lidera a las mujeres
priistas en el país) era solo el primer paso en su proyecto de obtener leyes
preferenciales para su género, no el género al que pertenece, sino el que
lidera. Inmediatamente después la
legisladora sinaloense emprendió una nueva cruzada en contra de lo que ella
llama “violencia política por razón de género”. Nada más subjetivo, auto discriminatorio y
chantajista que ese argumento. Primero
pide equidad de participación, después no acepta el clima en que la política se
desarrolla en el país.
El chantaje del
movimiento LGBT.
La homosexualidad no debería ser
motivo de discriminación ni ayer, hoy ni nunca.
El LGBT es una forma de auto discriminación de esa minoría ya que todas
esas preferencias son una forma de homosexualidad.
Homosexualidad
1.- Atracción sexual que una
persona siente hacia otra del mismo sexo.
2.- Práctica sexual que se da
entre personas del mismo sexo.
Los homosexuales en México han luchado por mucho tiempo contra la
discriminación hacia ellos. Se han
procurado la tolerancia y han obtenido leyes que les protegen contra la
discriminación. Ha sido una lucha férrea
y justa la cual ha sido sostenida por muchos años. No creo que alguien esté en contra de ella. Pero una cosa son leyes que ayuden a la
inclusión de este grupo de la sociedad y otra muy diferente son leyes exclusivas
a privilegiar a este segmento de la población.
La comunidad homosexual del país
ha asumido que no cuenta con el derecho a adoptar. Cosa por demás equivocada y en casos
dolosamente falsa.
Los códigos familiares locales,
en sus artículos relacionados al tema de la adopción no hace distingo de las
preferencias sexuales del adoptante. No menciona la condición de homosexualidad
como impedimento para adoptar, por el contrario, los requisitos son parejos
para todos. Las legislaciones en materia
de familia pues, no son discriminatorias; los reclamos de las agrupaciones
homosexuales sí, pues asumen que por sus preferencias sexuales no aplican para recibir
a un menor en adopción.
**Entre los
requisitos no hay un solo elemento discriminatorio hacia los homosexuales
Los homosexuales hoy en día precisan que la ley los distinga de manera especial
en el renglón de la adopción. Es un
asunto más de ego y no de certeza legal y para ello recurren al chantaje moral
y a la solidaria opinión por imitación de sus simpatizantes espectadores.
La realidad: El
pastelazo en las caras.
Tan metidos en su capricho legislativo están las
agrupaciones de homosexuales que en materia de adopción ignoran, no sé si por
sistema o de manera fortuita, que el código familiar lo que busca es proteger el
bien supremo que es el bienestar de los menores adoptados. La adopción se trata de los derechos de los
menores no de los adoptantes.
No hay por encima de la ley o del
código familiar, ni lo debe haber una importancia superior al interés superior
de la adopción quien es EL MENOR.
No se trata pues de “indemnizar”
- por decirlo de alguna manera que sirva de ejemplo - a los homosexuales por
razón que se sientan discriminados en el tema de las adopciones, peor aún, que
se sientan discriminados por sí mismos.
Retomando
¿Qué
tienen en común la lucha y aprobación del apartado de la Reforma
Político-Electoral que obliga a los partidos políticos a postular a sus
candidatos en equidad de género, los fallos favorables de la Suprema Corte
sobre el uso lúdico de la marihuana para 5 personas, los fallos favorables para
que personas del mismo que promovieron un amparo pudieran casarse, entre
otras? Tienen en común la presión a base del chantaje y a una enorme legión de 'hinchas' de la polémica tras los teclados perfectamente semi-informados dispuestos a adoptar una postura que les reditúe en imágen de políticamente correcto.
En la era del chantaje primero está el atrevimiento y luego las
reacciones encontradas y mucho después está la búsqueda de la punta de la
madeja. Antes la polémica que la
información. La estridencia antes que
la armonía. Siempre dice más el morbo de
la controversia que la parsimonia de lo correcto.
Espero que los homosexuales vean
coronado su sueño de poder casarse libremente en todo el país, es algo
justo. Del mismo modo, espero que dejen
de exigir tratos exclusivos y especiales por sus preferencias sexuales, pero lo
que más espero es que la legión imbécil
conformada por los espectadores, corte de tajo con su advenediza, viciosa y
tóxica manera de proceder ante cada controversia.
Disyuntiva: ¿Ser políticamente correcto ó política y correctamente informado?